lunes a sábado:
de 11 a 13 y de 18 a 21 h.
Domingos y festivos, cerrado.
Durante las fiestas de San Mateo,
del 19 al 26 de septiembre,
el horario será de 12 a 14 y de 18 a 21 h.
Fotografías de la sala: F. Díaz
La Sala Amós Salvador acoge la mayor retrospectiva fotográfica de Horacio Coppola realizada en España hasta la fecha. Reconocido como el fotógrafo de Buenos Aires por excelencia, el artista argentino, actualmente con 102 años de edad, es responsable por introducir la primera mirada moderna en la historia de la fotografía argentina. ¿Qué significa exactamente ser moderno, en plenos años veinte y treinta del siglo pasado, en una “ciudad hormigueante, ciudad llena de sueños”? Jorge Schwartz, comisario de la exposición, trata de contestar a esta y otras preguntas, con una selección de 125 fotografías, cuatro cortometrajes, y una extensiva muestra bibliográfica.
Coppola revela una temprana vocación por la geometría y por la abstracción, como lo vemos a partir de sus primeras fotografías a finales de los años veinte, en un inconfundible recorte vanguardista, en sintonía con las corrientes de la Nueva Visión. Su pasaje por la Bauhaus de Berlín, en 1932 y 1933, consolida esta mirada y lo pone en sintonía con las vanguardias artísticas internacionales. En el paisaje urbano de Horacio Coppola, tanto en el centro modernizante, como en las orillas que confunden horizonte y cielo, el gran personaje es sin duda la propia ciudad. Son las multitudes, las instantáneas de los cuerpos, los movimientos de los transeúntes, quienes dejan un registro del tiempo a través de los signos de la moda. Es una ciudad que, fotografiada desde sus diversos grupos sociales y registros arquitectónicos, se impone en su visión de totalidad al registro individual de los que se acaban convirtiendo en sus propios personajes. El diseño fundacional cuadriculado de la ciudad se verticaliza vertiginosamente, y Coppola, en 1936 y en ocasión del Cuarto Centenario de la capital Argentina, se dedica a hacerle un registro total. En las cartografías urbanas de Horacio Coppola vamos al encuentro de una ciudad moderna, recortada por la verticalización de los edificios, donde se mezcla la luz natural y el artificalismo del neón, y donde los cortes geométricos de los toldos protegen las vitrinas con maniquíes. Estamos frente a la foule baudelairiana de una ciudad que revela en la primera mitad del siglo XX una vocación europeizante y cosmopolita.
Otra de las grandes iniciativas de las conmemoraciones del Cuarto Centenario fue la construcción del Obelisco y el ensanche de la calle Corrientes, convertida en una de las avenidas emblemáticas de la ciudad. Absolutamente fascinado por el ritmo vertiginoso y modernizante representado por el Obelisco, Horacio Coppola, fundador en 1929 del primer Cine Club de Buenos Aires, realiza una obra maestra de carácter constructivo, la película: “Así nació el Obelisco”.
El vínculo de la mirada moderna con la arquitectura y con la ciudad es lo que marcó la carrera de algunos gigantes de la fotografía y del cine modernos: el París de Atget, Brassaï, Krull y Kertész; Berlín: Sinfonía de una gran ciudad (1927), de Walther Rutmann; la Nueva York de Stieglitz, Strand y Abbot, y finalmente, los Buenos Aires de Horacio Coppola. “Con ardor visual salí a la calle”, rememora el artista argentino de su fundación de Buenos Aires.