Martes a sábados:
De 11 a 13 y de 18 a 21 h.
Domingos y festivos:
De 12 a 14 y de 18 a 21 h.
Lunes: cerrado
Rafael Lafuente
Pablo Andreva
Israel R. Citores
Susana Baldor
David Azpurgua
El enrevesado título que encabeza la portada no esconde un neologismo que se pretenda enigmático o exija la perspicacia y brillantez del lector para su comprensión última. Lo que se encadena gramaticalmente es el néctar de toda una geografía oculta, los cruces de caminos, un atlas de proximidad que serpentea en los arrabales del arte confundiéndose a veces con prácticas artísticas más convencionales e institucionalizadas, validadas por crítica y público. A la vez que se desmarca del continuo estructurado del mercadeo artístico para constituirse en obra de resistencia, combativa y en la mayoría de las ocasiones decididamente ajena a los pulsos estilísticos dominantes. Ese pretendido parentesco es además un disfraz envenenado que los artistas presentados usan a su antojo. En algunos casos la obra remite a influencias posmodernas y en otras incluso de las vanguardias tardías, rescatando de aquellos sucesos artísticos un marco de referencias que no disuadan al espectador de la contemplación de la obra en primera instancia, pero que rápidamente pongan en crisis lo que creíamos saber alrededor de la misma.
Paratistas dirige su mirada hacía un pequeño grupo de artistas que trabajan con unas características definidas y que en su mayoría, por no decir en todos los casos, han decidido construir su obra ahondando en su relación con el arte sin sufrir las urgencias habituales que singularizan el trabajo artístico, tan triviales como obsoletas, puesto que los artistas elegidos trabajan profesionalmente en campos alejados de la producción artística, ajenos a la consagración de su obra como referentes generacionales, o citas de manual.
En cualquier caso, al referirnos a los artistas que aquí presentamos, no estamos hablando de amateurismo o de jóvenes acunados en la indolencia hedonista de la representación. Estamos haciendo mención a una serie de artistas que arrastran a su pesar la escogida misión de estar pará (‘junto a, al margen de’), la actividad artística, y del arte mismo. Quizás para coger impulso y regresar con energías renovadas a la creación, quizás exhaustos por los prosaicos juegos a los que nos tiene acostumbrado el arte contemporáneo, o quizás porque en el tiempo que permanecen en el subsuelo, o las nubes, se está más cerca de cada una de la partículas elementales que conforman la obra de arte.
Somos conscientes de la dificultad añadida al proponer un término que defina con precisión los acontecimientos que se suceden en el arte actual. Pero lo que no podemos negar es que cosas suceden, y que en asuntos artísticos suceden a millones, creando una comunidad de alumbramientos ante los que derivar una nomenclatura válida nos es harto difícil; y somos conscientes de que además es inútil. Existe, eso sí, una comunidad de creadores que forman un mundo flotante, que trabajan ocultos, desplazados de los centros de poder artístico, que combaten asociativamente en algunos casos, que se muestran en espacios fronterizos, o que de manera individual ejercen su actividad ajenos a las presiones del mercado y esas abyectas tensiones a las que deberían de someter a su obra.
La creación artística ha sufrido una profunda transformación desde el momento que «lo digital» y «lo virtual» se han apoderado de la manipulación y difusión planetaria de cualquier imagen o texto. Este hecho ha trastocado brutalmente la diáspora de la obra desde su creación hasta su recepción, lo que no tenemos tan claro es el modo en que ha cambiado la obra de arte en sí misma. Muchos de estos conflictos serán los artistas presentados quienes, a ser posible, tal como nos decía Cézanne, respondan con obra. Julio Hontana. Comisario de la Exposición