Horario:
Martes a sábado:
de 11 a 13 y de 18 a 21 h.
Domingos y festivos:
de 12 a 14 y de 18 a 21 h.
Lunes, cerrado
Luis Ramón Marín (Madrid, 1884-1944) fue fotógrafo de prensa entre 1908 y el final de la Guerra Civil. Firmaba sus trabajos con el segundo apellido y formó parte de esa generación de fotógrafos españoles que construyeron el oficio de reportero gráfico a base de intuición y trabajo. Vivió siempre en Madrid, ciudad en la que desarrolló la mayor parte de su actividad, aunque muchos de los reportajes que hizo a lo largo de su vida le llevaron a trabajar por toda la geografía española. Sus inicios en la fotografía coincidieron con el nacimiento en España de la prensa ilustrada y la incorporación de la imagen fotográfica al medio impreso.
Su archivo fotográfico, compuesto por cerca de dieciocho mil negativos, en su mayoría de cristal, sobrevivió gracias a su familia. El presente proyecto desarrollado por Fundación Telefónica en colaboración con la Fundación Pablo Iglesias, que lo custodia en la actualidad, permite conocer la obra de un fotógrafo extraordinario. Marín tuvo una estrecha relación desde 1924 a 1929 con la Compañía Telefónica Nacional de España, y fue el fotógrafo que mayor número de imágenes aportó al proyecto de documentación sobre la implantación de la telefonía en España.
La restauración del Archivo Histórico de Telefónica dio lugar en el año 2005 a la exposición que con el título Transformaciones se mostró en la sede de Gran Vía de Fundación Telefónica. Después de muchos años de permanecer en el olvido, esta muestra sacó a la luz fotografías de Marín, que junto a las de sus compañeros de generación conformaron un cuerpo documental único, con imágenes que mezclan excepcionalmente fotografía industrial, social, urbanística y arquitectónica.
La restauración del Archivo Histórico de Telefónica dio lugar en el año 2005 a la exposición que con el título Transformaciones se mostró en la sede de Gran Vía de Fundación Telefónica. Después de muchos años de permanecer en el olvido, esta muestra sacó a la luz fotografías de Marín, que junto a las de sus compañeros de generación conformaron un cuerpo documental único, con imágenes que mezclan excepcionalmente fotografía industrial, social, urbanística y arquitectónica.
Marín es uno de los primeros fotógrafos que salen del estudio fotográfico para recorrer calles y sucesos con su cámara. Junto a compañeros de profesión como Díaz Casariego, Claret, Gaspar, Alfonso, Campúa y tantos otros, inventaron el género del reportaje gráfico, el oficio y la relación con las empresas periodísticas. Y con éstas, las relaciones laborales, los precios y la forma de trabajar. Construyeron, al fin y al cabo, un nuevo estilo de vida. Tras el año 1939 muchos de estos autores fueron represaliados, sufrieron la confiscación o destrucción de sus archivos y otros abandonaron la fotografía. Para casi todos ellos se produjo el olvido.
La obra de Luis Ramón Marín dibuja el perfil de un fotógrafo que vivía intensamente lo que hacía, más allá de quien fuera su cliente. La variedad de contenidos de sus imágenes refleja la enorme vitalidad con la que llevó a cabo un sinfín de actividades. Dinamismo que explica su necesidad de mecanizarse y su atracción por las máquinas.
Marín estaba en todos los sitios. En coche, moto o avión, fue capaz de cubrir uno tras otro los acontecimientos más relevantes de su tiempo.
Las aproximadamente 170 imágenes seleccionadas para la exposición, recorren los treinta y seis años de la producción de Marín. Están representados todos los temas que trató a lo largo de su vida y se pretende que sea un recorrido por su obra y también por su vida.
Al presentarlas en esta exposición, se sitúan de nuevo en su contexto histórico, rellenando los huecos que existían en la historia de la fotografía de España, así como en la historia de la prensa o de la sociedad española de 1900 a 1940.
No podemos seguir mirando estas fotografías y atribuirles solamente el significado que de los textos que ilustraron en su época se desprende. Sostienen por ellas mismas múltiples discursos imposibles de controlar. Sólo demandan espacio. Es tiempo de que cada uno ocupe su sitio, para observar el maravilloso trabajo de Luis Ramón Marín.