ARISSA
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ARISSA. La sombra y el fotógrafo
1922-1936 es la primera exposición antológica dedicada a Antoni Arissa. Formada por más de 150 fotografías, la muestra continúa el interés de Fundación Telefónica por recuperar y poner en valor archivos fotográficos poco conocidos u olvidados, iniciativa que comenzó con los fondos de la propia Compañía y a la que han seguido proyectos de gran envergadura como los relativos a los fotógrafos Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez.
La exposición que ahora se presenta es el resultado de una exhaustiva labor de investigación y restauración del conjunto de negativos de Arissa por parte de los comisarios de la misma, Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld. Una cuidada selección de fotografías pone de relieve la obra de un autor del que poco se sabe pero todo se descubre en cuanto a la calidad de su producción y su vigencia en el panorama fotográfico de la España de los años veinte y treinta del pasado siglo. Unas imágenes que nos hablan de un fotógrafo de su tiempo, que participa de los avances tecnológicos y las nuevas corrientes artísticas del medio aportando su visión particular a partir de los experimentos realizados en la intimidad de su pequeño taller.
Sus primeros contactos con la fotografía tienen lugar en las excursiones y salidas al campo de las que participa como miembro de un grupo excursionista de su ciudad. Son los tempranos años veinte y el movimiento pictorialista domina la escena y dicta los temas y los procesos, tanto en el momento del disparo, como en el positivado. Arissa no es ajeno a esta corriente y en 1922 funda, junto a Josep Girabalt y Lluis Batlle, la Agrupación Fotográfica Saint-Victor en Sant Andreu, lugar en el que desarrolla toda una serie de imágenes de tipo costumbrista adscritas a esta corriente.
En esta primera etapa su producción estará dominada por estudiadas escenografías de una Arcadia soñada, en las que hombres y mujeres del campo posan en actitudes pintorescas y una infancia arquetípica tomada de la literatura transita caminos boscosos. Un posterior periodo de transición, con imágenes que, si bien mantienen temáticas pictorialistas, revelan soluciones estilísticas próximas a la modernidad, deja paso a un nuevo tipo de fotografías en las que desaparece el carácter narrativo y se impone la visión conceptual de los objetos.
El proceso creativo de Antoni Arissa culmina a comienzos de los años treinta, momento en el que su mirada cambia, una mirada entrenada en las artes de la tipografía y la impresión, que encuadra, contrapica e ilumina a personas y objetos a la manera de los fotógrafos centroeuropeos de la Nueva Visión. Un modo de ver, en suma, que lo coloca en primera línea de una forma de hacer fotografía inusual en la España de la época.
Se sirve de su entorno más próximo –sus hijas, su casa, el pequeño taller en el jardín-, así como de objetos de uso cotidiano, para desarrollar una experimentación visual que tiende a la abstracción geométrica y al empleo de la sombra como medio expresivo. Arissa es el fotógrafo de los pequeños detalles, que no necesita de grandes acontecimientos ni exóticos lugares para crear composiciones de gran valor, en las que un simple tenedor, unos compases o una venda dejan de ser tales para convertirse en los verdaderos protagonistas de sus fotografías.
Esta exposición se convierte en una oportunidad única para descubrir a fondo el universo creativo de un autor cuyo trabajo de madurez lo convierte en uno de los representantes más destacados de la vanguardia fotográfica española.