UNA VIDA TRAS LA CÁMARA

A modo de hombre del Renacimiento, Carlos Saura ha practicado toda su actividad artística en un mismo plano, sin separar nunca unas facetas de otras. Su mundo creativo comprende diversas disciplinas que, si bien se concentran en el cine como aglutinador de relatos construidos por imágenes y sonido, nunca ha dejado de ejercer con total fruición y dedicación.A la imagen en movimiento accedió desde la fotografía, desde el análisis de formas con que esta disciplina se enfrentó a la modernidad gráfica en busca de estilo y sintaxis propios, y ya en sus comienzos destacó junto a los mejores. Fue en los años cuarenta del pasado siglo cuando una cámara fotográfica le permitió explorar su mundo, el familiar y el paisaje mesetario de su Cuenca de referencia. Desde entonces, no se ha separado de un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora. Nacido en una familia de múltiples lazos con la pintura y la música, Carlos se asemeja en su quehacer cotidiano a una esponja incansable y feliz, aglutinadora de técnicas diversas.
En torno a su primera pasión, la fotografía, Carlos Saura ha construido un universo ecléctico en el que caben todas sus vivencias, desde el relato de pobreza y frío de la España autárquica hasta su pasión final por las fotografías coloreadas e intervenidas por su mano; desde las imágenes constructoras de escenografías, ensayos y análisis estéticos de su filmografía hasta todo lo que ha poblado sus afectos, su vida más íntima, su familia. Es tal la variedad de caminos explorados que debemos rendirnos ante lo inclasificable de su obra fotográfica y, al mismo tiempo, reconocer que cualquier cliché le haría un traje demasiado estrecho a este creador. Su producción funciona más bien como un diario personal que jalona los acontecimientos de su vida sin distinción, ya sean afectivos o profesionales. Es como si este artista confiara a la imagen toda su capacidad expresiva para cualquier uso, para cualquier técnica o formato, para cualquier forma de comunicación humana.
Para desarrollar un discurso gráficamente coherente con la variedad de su producción, esta exposición traza un recorrido paralelo a su vida, que pretende simultanear pasiones y realidades bajo la guía de su propia mirada.

Chema Conesa

PRIMER LABORATORIO
Desde los últimos años cuarenta, enredado en sus ensayos, Carlos Saura fotografía en casa y utiliza como modelos a su propia familia. Son retratos serenos y cercanos en los que usa cámaras de formato medio en busca de un claro formalismo profesional en la técnica. Pese a su precocidad, esta obra temprana profundiza, en el mejor sentido, en el género del retrato. Saura impone su mirada a un mero registro topográfico, haciendo uso de un tempo lento para sugerir, más que evidenciar, y de unos encuadres estudiados en busca de dinamismo y modernidad. Aparece ya el autorretrato, una disciplina a la que volverá insistentemente a lo largo de toda su producción

SAURA FOTÓGRAFO
En la segunda mitad de los años cincuenta, tras ejercer durante un par de años su único encargo profesional como fotógrafo del Festival de Música de Granada, comienza a viajar por España captando la realidad de un país en plena reconstrucción. Saura practica ahora la mejor teoría del reportaje fotográfico de su tiempo: el documento obtenido como observador. Su mirada cándida dota de veracidad letal la desnuda realidad de la época. Este trabajo marca su cénit como fotógrafo documental. Es un registro que mantendrá impreso en el resto de su obra, aun cuando su objetivo se dirija a construir imágenes para el cine.

FOTÓGRAFO CINEASTA
Saura dirige su primer largometraje en 1959 (Los golfos) y, cada vez más, se ve inmerso en la parafernalia de los rodajes. Su fotografía se convierte ahora en un añadido a la actividad principal, de la que obtiene un registro circunstancial de momentos, sin la tensión propia de un rodaje. Su mirada busca un cierto regocijo de la realidad construida que supone el escenario, y su fotografía funciona como memoria emocional de su propio yo creador y de los personajes que construyen su ficción fílmica. Fuera del plató, sus fotografías conectan de forma más evidente con su impronta de reportero, como cuando acompaña a Geraldine Chaplin a rodajes en los que es un mero espectador.

UNIVERSO SAURA
Carlos Saura no se considera heredero de ninguna influencia concreta y, a la vez, las reconoce todas. Es su concepto de apropiación de toda expresión creadora, formada a su vez sobre una anterior y germen de otra futura. Sus referentes y amigos provienen de variadas disciplinas del arte. Conecta con su paisano Luis Buñuel, si bien, aunque podamos adivinar cierta impronta, no es un seguidor nato de su cine. Admira a Vittorio Storaro, pero recuerda que fue él quien dibujó primero sus esquemas de luz. Está inmerso en la pintura de su hermano Antonio y en el desgarrado expresionismo de Goya, y sin embargo dibuja con enorme soltura sus propios cuadernos de rodaje. Por otro lado, las mujeres clave de su vida han aportado siempre inspiración a su obra y seguridad afectiva y familiar.

FOTOSAURIOS
Para Saura la imagen no tiene sentido si no se plasma en un soporte, si no existe físicamente. Es esta materialidad lo que impulsa su intervención sobre las fotografías en las que ensaya el impulso gráfico de su mano, el cromatismo instintivo, el expresionismo derivado de la acción improvisada. Es una forma de liberar la mente y cultivar la intuición de lo inaprensible, de lo no estructurado en la intervención artística. Reconoce que comenzó por no desechar las malas copias obtenidas en su impresora, y se ha convertido en un ejercicio excitante en el que incluye la apropiación de imágenes de otros artistas o fotógrafos que, en muchas ocasiones, pueblan el imaginario iconográfico de nuestro tiempo

POLAROIDS
Carlos Saura se sirvió de este artilugio de imágenes inmediatas para registrar su decidida voluntad documental íntima. La festividad de compartir el instante de la toma con los mismos fotografiados resultó ser la clave del éxito de este sistema, y la intensa vida personal y creativa del autor resulta muy adecuada a estas celebraciones improvisadas en forma de imagen. Funcionan como álbum personal de hitos que jalonan su trayectoria, brochazos de memoria compartida. También en ocasiones se sirve de ellas para intervenirlas manualmente durante el instante de su autorrevelado.

ACTIVIDADES PARALELAS
Coordinación: Bernardo Sánchez Salas

INAUGURACIÓN con Chema Conesa
Jueves 11 de marzo - 19:00 h. | Sala Amós Salvador
El comisario de la muestra, Chema Conesa, realizará un recorrido guiado y comentado por la exposición.

Taller Saura: ¿qué fue antes? ¿la fotografía o el cine? con Teresa Rodríguez Miguel
Jueves 25 de marzo - 19:00 h.| Sala Amós Salvador | 12 plazas
Un microtaller en el que analizaremos la obra fotográfica de Saura en relación con su cine.

Proyección del documental Saura(s), presentado por Bernardo Sánchez.
Miércoles 14 de abril - 19:00 h. | Filmoteca Rafael Azcona
Retrato fílmico que nos muestra al Saura más íntimo a través de conversaciones del cineasta aragonés con sus siete hijos.

Proyección de El jardín de las delicias, presentada por Bernardo Sánchez.
Miércoles 21 de abril – 19:00 h. | Filmoteca Rafael Azcona
Azcona y Saura trabajaron juntos en seis películas, El jardín de las delicias era la favorita de Rafael Azcona para quien Saura tenía “el mejor ojo del cine español”.

Mesa redonda Saura, un Taxi y un Péndulo con Santiago Tabernero, Jesús Rocandio y Bernardo Sánchez.
Viernes 7 de mayo - 19:30 h.| Sala Amós Salvador
Santiago Tabernero firmó el guion de la película de Saura Taxi y Jesús Rocandio realizó un reportaje fotográfico de Saura para la desaparecida revista El Péndulo.

VISITAS COMENTADAS
Todos los sábados y domingos a las 12:30

Imprescindible inscripción previa en salaamossalvador@logrono.es
Aforos limitados | Uso obligatorio de mascarilla